lunes, 5 de marzo de 2012


Se fue para no volver
mas no pensó el daño que haría.
Sin dejarme ver
el resplandor con el cual iluminaría
el camino para hacer
de esta una vida de alegría.

Cuánto tiempo me quedé
pensando si recapacitaría
rezando como un rehén
para ver si volvería.

Ni un beso me dio,
una caricia furtiva
que apenas me devolvió
las ganas de sonreirle a la vida.

De tal forma me enamoró
que apenas podía
desausentarme un día
y dejar de pensar en tu olor.
Cuál fue mi promesa
a volver a mi hogar
y encontrarme sobre la mesa
una carta de promesa.

Tu puño y letra
confianza me inspiraban,
pues recordaba
tu dulce y fiel
voz encariñada.

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